La pesca en los remotos pueblos del norte de Sulawesi sigue realizándose con artes antiguas, de forma sostenible, y da comida y trabajo a comunidades locales que viven de ella de forma ancestral.
Se realiza con pequeñas barcas que pescan de noche. Las más grandes disponen de luces que permiten atraer a los peces. Se pesca con sedal, que se lanza sin caña para pescar inmediatamente debajo del barco. Debe lanzarse y recogerse rápidamente si no se quieren perder los peces atrapados por alguno de los muchos tiburones presentes en la zona.
La pesca acostumbra a realizarla el hombre de la familia en solitario. Abandona el pueblo al atardecer y regresa con las primeras luces del alba. Sin embargo, la es el eje vertebrador de la comunidad, y la gente y las familias acompañan a los pescadores en su salida al mar y los esperan a su regreso, colaborando en diversas labores. Esto convierte a la playa en una especie de lugar de encuentro y reunión tanto de niños como de adultos.